La
desigualdad de género en el empleo y en las retribuciones es mayor de lo que se
pensaba
Un 15% de las mujeres en todo el mundo
desearía trabajar, pero no tiene empleo, frente al 10,5% de los hombres. La
denominada brecha de empleo es un nuevo indicador que desvela cómo la
desigualdad en el acceso al trabajo, las condiciones laborales y las
diferencias salariales es mayor de lo que se creía hasta el momento.
Penalización de maternidad, prima de paternidad
El informe destaca que las responsabilidades personales y familiares afectan
desproporcionadamente a las mujeres, especialmente el trabajo
de cuidados no remunerados.
Estas actividades pueden impedirles
tener un empleo o buscarlo activamente y limitan su disponibilidad con poca
antelación para trabajar. Estos criterios son necesarios para ser considerado
desempleado, por lo que muchas mujeres que necesitan un trabajo no se ven
reflejadas en las cifras del paro.
En este sentido, el informe señala la
“penalización de la maternidad”
como un factor por el cual las mujeres con hijos pequeños tienen menos
probabilidades de participar en el mercado laboral que sus compañeros. Con el
género masculino sucede lo contrario; cuando tienen hijos pequeños, los hombres
tienen probabilidades más altas de participación en el mercado de trabajo, lo
que se conoce como "prima de paternidad".
Diferencias significativas entre regiones
El informe revela que cuanto menor es el PIB del país, mayor es la desigualdad de género. La brecha de empleo es más amplia en los países en desarrollo, donde la proporción de mujeres que no pueden encontrar una ocupación alcanza hasta el 24,9% en los países de renta baja. La tasa correspondiente a los hombres en la misma situación es del 16,6%, un nivel alto, pero significativamente inferior al de las mujeres.
Más mujeres en empleos vulnerables
Los desequilibrios de género en el trabajo no se limitan al acceso al trabajo. Aunque el empleo vulnerable está muy extendido tanto para mujeres como para hombres, el número de mujeres en ciertos tipos de puestos vulnerables es mucho mayor. Por ejemplo, es más probable que las mujeres trabajen en sus hogares o en los negocios de sus familiares, muchas veces sin remuneración, que en sus propios negocios. Esta vulnerabilidad también repercute en sus ingresos.
¿De dónde proviene este artículo?
No es demagogia, no son suposiciones, no
son datos subjetivos, son datos reales que publica Naciones Unidas en “Mirada
global historias Humanas”, en base a dos datos importantes:
1.
El
nuevo indicador que ha desarrollado la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) de brecha de empleo en la que se incluye a todas las personas en edad de
trabajar que están interesadas en encontrar empleo. Al utilizar este indicador y no la tasa de desempleo, quedan al
descubierto desequilibrios de género más acentuados en cuanto al acceso a un
oficio y las condiciones laborales.
2.
Al informe “Nuevos datos sobre las diferencias de género en
el mercado laboral”, que nos muestra que el 15% de las mujeres en edad de
trabajar desearía hacerlo, pero no pueden acceder a un puesto, frente al 10,50%
de los hombres.
Creo seriamente, que
aún queda mucho por conseguir esa necesaria y conveniente igualdad laboral y
retributiva y por ello seguiremos luchando.
Ahora bien, no es
menos cierto, que en mi entorno laboral, afortunadamente, esa desigualdad
laboral no se da. Un puesto puede ser ocupado indistintamente por un hombre o
una mujer si su formación y cualificación es la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario